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Sunday, September 25, 2011

Ricky Martin supera percances del apagón en Chile y da show lleno de guiños personales





Un generador eléctrico propio permitió que el Movistar Arena siguiera funcionando sin problemas durante el recital.
por Claudio Vergara

Ricky Martin y su mundo aparte. Parece el anzuelo promocional de su último lanzamiento, pero no: es la escena que mejor ilustra lo sucedido anoche, en el retorno del puertorriqueño. Porque a las 20.35 horas, cuando casi la mitad del país se sumergía en la penumbra ante al apagón que afectó a cinco regiones, las 15 mil personas que convertían al Movistar Arena en un sudoroso polvorín escuchaban por los parlantes una voz en off que advertía que faltaban escasos minutos para el comienzo del recital, lo que detonó un estallido sin tregua para tímpanos débiles. Mientras en la capital merodeaba la preocupación, en Parque O'Higgins los nervios eran sólo patrimonio del goce y la ansiedad.
La audiencia, en su mayoría femenina y fanática histórica de Martin, casi ni se percató del hecho. Apenas un par de mensajes por celular alertaban de lo sucedido, aparte de un puñado de seguidoras que llegaba sobre la hora debido a los problemas del tráfico. A las 21.05 horas, el astro ya estaba en escena y poco importaba el resto del planeta.
¿Cómo el Movistar logró mantenerse en pie? Personeros cuentan que el recinto tiene un generador eléctrico propio que permite mantener un funcionamiento normal del sistema hasta 5 horas después de producido una falla externa. Aunque en cancha y tribunas la luz nunca se apagó, el escenario sí se vio afectado: los efectos LED de la escenografía -que incluía un andamio de tres niveles- no funcionaron y el montaje sobrevivió durante el show a un 60% de su capacidad. Sólo cerca de las 22.15, los trucos visuales se lucieron en su totalidad. "Esto nos tocó en vivo y creo que ha funcionado de manera correcta", decía Jorge Ramírez, productor de la cita.
Pese a los percances, el espectáculo nunca cedió en intensidad y estampó sus dos claves: su variedad escénica y los guiños a la vida personal del artista. Un asunto que late desde un principio: antes de que salte bajo los focos, una pantalla blanca proyecta imágenes de Martin liberándose de unas cadenas, evidente metáfora del proceso que en 2010 lo llevó a asumir su homosexualidad. Vestido de cuero negro, arriba de los andamios y flanqueado por ocho bailarines, el cantante se lanza con Será será, lleno de llamados a sepultar los prejuicios. Dime que me quieres es el segundo mazazo de la fiesta.
"Espero que durante este ratito nos podamos olvidar de todo lo malo", dice al artista antes de Vuelve, ya con un traje corto y sin polera, y en una invitación apropiada para una noche compleja. Seis cambios de ropa, un set con toque Broadway donde pasan She bangs, otro más acústico con María, y el carnaval de La copa del amor, completaron la cita. El artista llegó al lugar cerca de las 17 horas, acompañado de su familia y sus dos hijos, quienes durante el show bailaban y tocaban baterías imaginarias en camarines. Ajenos a la histeria externa. Como casi todo el público que se rindió a los pies de su padre.

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