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Wednesday, June 27, 2018

GROUP D ARGENTINA 2 NIGERIA 1: Messi: “No recuerdo un partido tan sufrido”



 


La Pulga subió su nivel y fue el líder argentino en el triunfo sobre Nigeria. La Albiceleste sigue adelante de la mano de su máxima figura.


Messi sufrió. Quizás demasiado. La Pulga enfrentaba a Nigeria cargando el peso de la ilusión de 40 millones de argentinos. Sobre él recaía la fe transandina para seguir en carrera. Y tras un partido complicado, el astro encontró desahogo.
Empezó sobre la derecha, bien pegado a la banda, pero rápido se soltó. Salió de la orilla y apareció en todos los sectores. Su libertad posicional complicó a Nigeria, que no dio nunca con la fórmula para frenarlo.
Todas las pelotas llegaban siempre a sus pies. El del Barcelona fue, junto a un notable Banega, el líder y alma del equipo. Generó peligro, abrió espacios. Y en el cuarto de hora, abrió la ruta al triunfo. Un buen pase bombeado del propio Banega encontró el muslo izquierdo del 10, que apuró con el pie zurdo antes de que el balón tocara el suelo y luego remató cruzado de derecha. Golazo. El centésimo tanto de Rusia 2018.
Después de celebrar la conquista -rodillas al pasto y brazos al cielo- su preocupación fue dar instrucciones. Mandaba y jugaba. Ejerciendo al fin el rol que se le pide.
Un tiro en el palo evitó su segundo personal, justo antes del inicio de las dudas. Y es que el empate africano al inicio del complemento complicó todo. Messi siguió empujando, buscando y ordenando a sus compañeros, pero preso de la ansiedad, errático, impreciso, igual que los demás.
A medida que avanzaba el reloj, los nervios aumentaban, pero Messi no dejaba de intentarlo. Ya no la tenía mucho, pero abría espacios. Y así, también fue clave en el gol de Rojo, que desató la euforia argentina y le trajo finalmente un poco de paz al jugador que todos miran.
Al final del partido, todos los abrazos fueron para él, reflejando el sentir de todo un país y de miles de fanáticos en el mundo, que no lo querían fuera de la Copa.
Y en el análisis, apareció su versión más honesta. Sin dudarlo, reconoció el sufrimiento. “El empate de Nigeria nos puso nerviosos. No esperábamos sufrir tanto”, dijo. “No recuerdo un partido tan sufrido. Terminó siendo un desahogo muy grande para todos”, añadió. Y ahora, la fe. “Aprovechamos la oportunidad y ahora empieza un nuevo Mundial”, cerró, advirtiendo a Francia, su gran escollo en los octavos de final. Messi sigue en carrera por máximo sueño.

Argentina, con lágrimas de alegría


Autor: Carlos Tapia

Un agónico gol de Marcos Rojo le dio la clasificación a la Albiceleste, que enfrentará a Francia en octavos de final. Fue un partido repleto de emociones, porque con el 1-1 parcial estaban eliminados. Messi y Banega guiaron a los transandinos.


El todo o nada. Así vendían los medios argentinos el partido entre la Albiceleste y Nigeria, un duelo extremadamente clave para los transandinos, porque era la ventana para seguir en la Copa del Mundo o la puerta de salida para una campaña paupérrima. Con una definición infartante, llena de dramatismo y nervios a mil, alcanzaron un lugar entre los 16 mejores. Ganaron 2-1 a Nigeria y están vivos.
San Petersburgo albergó un partido definitorio, con una tensión evidente, porque estaba en juego el futuro de uno de los candidatos. Argentina entró a la cancha con la obligación de ganar, y estar pendiente de lo que sucedía entre Islandia y Croacia. Pero lo primordial era vencer a un aguerrido cuadro africano, que en un amistoso a fines del año pasado ya había vencido a los argentinos en Krasnodar.
Luego del nefasto rendimiento mostrado ante Croacia, era imperioso un golpe de timón. Sea de Sampaoli o de los jugadores, lo cierto es que la Albiceleste presentó varios cambios en pos de cambiar una cara palidísima. Partieron en el arco. Por fin apareció Franco Armani. Uno de los mejores goleros de Sudamérica debutó en el combinado absoluto nada menos que en un Mundial, respondiendo al pedido transversal de hinchas y periodistas.
En la conferencia de prensa del lunes, Jorge Sampaoli dijo que contra Nigeria empezaba el Mundial para ellos. Y así jugaron el primer tiempo. Todo lo que no hicieron en los juegos anteriores lo mostraron durante 45′. Comandados por Messi y Banega, y amparados en un estadio teñido de celeste y blanco, el cuadro transandino impuso sus términos. Nigeria cedió la iniciativa, incluso con los 11 jugadores de frente al balón, lo cual aprovechó Argentina para mover el balón a su ritmo. En ese sentido despertó Messi, cuando tenía que hacerlo. Abrió la cuenta en los 14′ con un golazo, rematando de derecha luego de un preciso pase de Banega. Toda la rabia, toda la frustración, se sacaba con el éxtasis de un gol y de una clasificación momentánea.
El 61% de posesión de balón de los argentinos muestra cómo fue el primer lapso. El problema para el equipo de Sampaoli fue que el complemento no fue similar. De la satisfacción del trabajo bien hecho pasaron al lamento, al sufrimiento, al estrés de ver de cerca la despedida del Mundial. Nigeria mejoró y encontró el empate con un penal, tras una torpe falta de Mascherano a Balogun. Victor Moses puso el 1-1 en los 51′. Los africanos subieron su nivel y desactivaron el buen cometido de su adversario.
Argentina hizo cambios, intentó atacar, pero sin la precisión necesaria. Messi no fue tan relevante, Higuaín falló una ocasión clara y Di María no fue factor, una vez más. Banega, el mejor de la cancha, seguía intentando. El reloj pasaba y la eliminación estaba cerca. Pero a cuatro del final la historia cambió, gracia al pie derecho de un héroe inesperado: Marcos Rojo. Tras un centro desde la derecha de Gabriel Mercado, empalma el envío con talento, para convertir la tristeza en algarabía. Así es el Mundial, con emociones cambiantes hasta el pitazo final. Abrazos y gritos al cielo, el sentir del deber cumplido.
Argentina consiguió el objetivo inicial, lo mínimo para un cuadro de su estirpe. Ahora enfrentará a Francia en octavos, el próximo sábado a las 10 horas de Chile en Kazán. Un partido de otro nivel, con un rival de primera línea. Empieza el Mundial de verdad.

Argentina, con lágrimas de alegría


Autor: Carlos Tapia

Un agónico gol de Marcos Rojo le dio la clasificación a la Albiceleste, que enfrentará a Francia en octavos de final. Fue un partido repleto de emociones, porque con el 1-1 parcial estaban eliminados. Messi y Banega guiaron a los transandinos.


El todo o nada. Así vendían los medios argentinos el partido entre la Albiceleste y Nigeria, un duelo extremadamente clave para los transandinos, porque era la ventana para seguir en la Copa del Mundo o la puerta de salida para una campaña paupérrima. Con una definición infartante, llena de dramatismo y nervios a mil, alcanzaron un lugar entre los 16 mejores. Ganaron 2-1 a Nigeria y están vivos.
San Petersburgo albergó un partido definitorio, con una tensión evidente, porque estaba en juego el futuro de uno de los candidatos. Argentina entró a la cancha con la obligación de ganar, y estar pendiente de lo que sucedía entre Islandia y Croacia. Pero lo primordial era vencer a un aguerrido cuadro africano, que en un amistoso a fines del año pasado ya había vencido a los argentinos en Krasnodar.
Luego del nefasto rendimiento mostrado ante Croacia, era imperioso un golpe de timón. Sea de Sampaoli o de los jugadores, lo cierto es que la Albiceleste presentó varios cambios en pos de cambiar una cara palidísima. Partieron en el arco. Por fin apareció Franco Armani. Uno de los mejores goleros de Sudamérica debutó en el combinado absoluto nada menos que en un Mundial, respondiendo al pedido transversal de hinchas y periodistas.
En la conferencia de prensa del lunes, Jorge Sampaoli dijo que contra Nigeria empezaba el Mundial para ellos. Y así jugaron el primer tiempo. Todo lo que no hicieron en los juegos anteriores lo mostraron durante 45′. Comandados por Messi y Banega, y amparados en un estadio teñido de celeste y blanco, el cuadro transandino impuso sus términos. Nigeria cedió la iniciativa, incluso con los 11 jugadores de frente al balón, lo cual aprovechó Argentina para mover el balón a su ritmo. En ese sentido despertó Messi, cuando tenía que hacerlo. Abrió la cuenta en los 14′ con un golazo, rematando de derecha luego de un preciso pase de Banega. Toda la rabia, toda la frustración, se sacaba con el éxtasis de un gol y de una clasificación momentánea.
El 61% de posesión de balón de los argentinos muestra cómo fue el primer lapso. El problema para el equipo de Sampaoli fue que el complemento no fue similar. De la satisfacción del trabajo bien hecho pasaron al lamento, al sufrimiento, al estrés de ver de cerca la despedida del Mundial. Nigeria mejoró y encontró el empate con un penal, tras una torpe falta de Mascherano a Balogun. Victor Moses puso el 1-1 en los 51′. Los africanos subieron su nivel y desactivaron el buen cometido de su adversario.
Argentina hizo cambios, intentó atacar, pero sin la precisión necesaria. Messi no fue tan relevante, Higuaín falló una ocasión clara y Di María no fue factor, una vez más. Banega, el mejor de la cancha, seguía intentando. El reloj pasaba y la eliminación estaba cerca. Pero a cuatro del final la historia cambió, gracia al pie derecho de un héroe inesperado: Marcos Rojo. Tras un centro desde la derecha de Gabriel Mercado, empalma el envío con talento, para convertir la tristeza en algarabía. Así es el Mundial, con emociones cambiantes hasta el pitazo final. Abrazos y gritos al cielo, el sentir del deber cumplido.
Argentina consiguió el objetivo inicial, lo mínimo para un cuadro de su estirpe. Ahora enfrentará a Francia en octavos, el próximo sábado a las 10 horas de Chile en Kazán. Un partido de otro nivel, con un rival de primera línea. Empieza el Mundial de verdad.

Al rojo vive Argentina


Autor: Carlos Tapia

Con sufrimiento, la Albiceleste vence a Nigeria y consigue una agónica clasificación a octavos de final. El equipo de Sampaoli avanza detrás de Croacia y enfrentará este sábado a Francia, en Kazán.


El todo o nada. Así vendían los medios argentinos el partido entre la Albiceleste y Nigeria, un duelo extremadamente clave porque era la ventana para seguir en la Copa del Mundo o la puerta de salida, coronando una campaña paupérrima. Con una definición infartante, llena de dramatismo, con nervios a mil, los transandinos alcanzaron un lugar entre los 16 mejores, aferrándose al sueño mundial. Le ganaron a Nigeria y están vivos.
San Petersburgo albergó un partido con una tensión evidente, porque estaba en juego el futuro de uno de los candidatos. Argentina entró a la cancha con la obligación de ganar, y estar pendiente de lo que sucedía entre Islandia y Croacia. Pero lo primordial era vencer a un aguerrido cuadro africano, que en un amistoso a fines del año pasado ya había derrotado a los argentinos en Krasnodar.
Luego del nefasto rendimiento mostrado ante Croacia, era imperioso un golpe de timón. Fuera de Sampaoli o de los jugadores, lo cierto es que la Albiceleste presentó varios cambios en pos de cambiar una cara palidísima. Partieron en el arco. Por fin apareció Franco Armani. Uno de los mejores goleros de Sudamérica debutó respondiendo al pedido transversal de hinchas y periodistas. Cumplió.
En la conferencia de prensa del lunes, Jorge Sampaoli dijo que contra Nigeria empezaba el Mundial para ellos. Y así jugaron el primer tiempo. Todo lo que no hicieron en los juegos anteriores lo mostraron durante 45’. Comandados por Messi y Banega, y amparados en un estadio teñido de celeste y blanco, el cuadro transandino impuso sus términos. Nigeria cedió la iniciativa, incluso con los 11 jugadores de frente al balón, lo cual aprovechó Argentina para mover el balón a su ritmo. En ese sentido despertó Messi, cuando tenía que hacerlo. Abrió la cuenta con un golazo, rematando de derecha luego de un preciso pase de Banega. Toda la rabia, toda la frustración, se sacaba con el éxtasis de un gol y de una clasificación momentánea.
El 61% de posesión de balón de los argentinos mostró cómo fue el primer lapso. El problema para el equipo de Sampaoli fue que el complemento no fue similar. De la satisfacción del trabajo bien hecho pasaron al lamento, al sufrimiento, al estrés de ver de cerca la despedida del Mundial. Nigeria mejoró y encontró el empate con un penal anotado por Moses, tras una torpe falta de Mascherano. Los africanos subieron su nivel y desactivaron al adversario.
Argentina hizo cambios, intentó atacar, pero sin la precisión necesaria. Messi no fue tan relevante, Higuaín falló una ocasión clara y Di María no fue factor, una vez más. Banega, el mejor de la cancha, seguía intentando. El reloj pasaba y la eliminación estaba cerca. Pero a cuatro del final la historia cambió, gracias al pie derecho de un héroe inesperado: Marcos Rojo. Tras un centro de Mercado, empalma el envío con talento, para convertir la tristeza en algarabía.
Así es el Mundial, con emociones cambiantes hasta el pitazo final. Abrazos y gritos al cielo, el sentir del deber cumplido. Argentina consiguió el objetivo inicial, lo mínimo para un cuadro de su estirpe. Ahora enfrentará a Francia en octavos, el próximo sábado en Kazán. Empieza el Mundial de verdad.
Las claves
Griezmann vs. Messi
Argentina será rival de Francia en octavos de final. El ganador se enfrentará ante Uruguay o Portugal. Por ese lado se pueden meter eventualmente Brasil y Alemania. Croacia enfrentará a Dinamarca. Se le puede cruzar España.
* Croacia cuida
Nueve cambios realizó el cuadro balcánico para enfrentar a Islandia, pensando en reservar jugadores. Era improbable que hubiesen perdido el primer lugar del grupo.
* Los goles
Argentina tenía que ganar sí o sí y lo consiguió sobre el final. Nigeria estuvo clasificando hasta el 86’, con el empate parcial. A Islandia le faltaron dos goles para ser el segundo de la zona.
 

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