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Saturday, September 29, 2018

Papa “ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña, de la Arquidiócesis de Santiago”. Expulsión de Karadima del clero: ¿Marca nuevo estándar del Papa?



Fernando Karadima fue condenado en 2011 a llevar “una vida de penitencia y oración”. Foto: Archivo

El expárroco de El Bosque, condenado por abusos, tiene 88 años. Vaticanista dice que “se rompe una tradición”.


En febrero de 2011, el Vaticano condenó al entonces sacerdote Fernando Karadima por el delito de abuso sexual de menores. En ese momento, su avanzada edad jugó un papel determinante en su castigo de restricciones sacerdotales, entre ellas, una vida de penitencia y oración y no hacer misas públicas. Y hasta este viernes se encontraba cumpliendo esta condena en el Hogar San José, de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en la comuna de Lo Barnechea.
Pero todo cambió de improviso. Pasados siete años desde aquella condena, y con una serie de investigaciones por abusos al interior de la Iglesia Católica chilena de por medio, el Papa Francisco determinó que ya había llegado la hora de que el expárroco de El Bosque abandonara definitivamente su estado de sacerdote.
A través de un comunicado, el Vaticano informó que en una decisión “excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia” el Papa “ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña, de la Arquidiócesis de Santiago”.
El documento fue firmado por Francisco el jueves 27 de septiembre y, según la declaración de la Santa Sede, entró en vigor automáticamente, dispensando a Karadima de “todas sus obligaciones clericales”.
El vocero de la Santa Sede, Greg Burke, se refirió al tema en duros términos. “Estábamos ante un caso muy serio de podredumbre y había que arrancarlo de raíz”, sostuvo.
El decreto de inmediato causó eco en todo el mundo. Mientras algunos consideran que la justicia para las víctimas llegó demasiado tarde, otros aseguran que se trata del cierre de uno de los capítulos más tristes que ha vivido la Iglesia local.
Su salida configura la segunda expulsión del sacerdocio que el Pontífice ha concretado en menos de dos semanas. El primero fue el emblemático exvicario de la solidaridad, Cristián Precht (78), expulsado el 15 de septiembre por nuevos antecedentes sobre casos de abuso.

Fin de la tradición

¿Se trata acaso de un nuevo estándar de tolerancia cero con aún más rigor? El vaticanista español de ABC, Juan Vicente Boo, planteó que la expulsión de Karadima, considerando su edad, marca un precedente. “Expulsar del sacerdocio a un tipo a los 88 años es un mensaje de que el que la hace la paga, rompiendo con la tradición del Vaticano de que a los ancianos ya no se les expulsaba sino que solo se les recluía a la vida privada”.
El sacerdote y canonista chileno Francisco Walker aseguró que se trata de una medida poco común. “Su excepcionalidad recae en que se da después de varios años de terminado el proceso y que se cambie la pena”.
Pero eso no es todo. Walker dice que las últimas determinaciones de Francisco, “muestran que esta medida (la expulsión) se va a aplicar con más frecuencia, para más casos (…) Viene a endurecer la mano”.
Aunque no todos concuerdan con que se trate de “un nuevo estándar” impuesto por Francisco, sino más bien de algo que ya había sido impulsado por uno de sus antecesores. “Juan Pablo II impulsó fuertemente la tolerancia cero, diciendo que no puede estar en el sacerdocio una persona que abusó de menores. Yo veo la continuidad de esa medida con la misma fuerza”, afirmó Anastasía Assimakópulos, experta en Derecho Canónico de la U. de Los Andes
Ese punto es compartido por el abogado canonista de Voces Católicas, Alejandro Álvarez. “La verdad es que no se trata de algo nuevo, porque en otras oportunidades distintos pontífices han tomado decisiones sobre casos que ya habían sido revisados, en virtud de nuevos antecedentes o circunstancias, que han permitido hacer justicia en la Iglesia”.
En la familia del expárroco de El Bosque la noticia fue recibida con resignación. “Es triste, pero necesario”, señaló Óscar Karadima, hermano del exsacerdote.
El sociólogo, 11 años menor que el Karadima, hizo su propio análisis de la situación: “Sociológicamente, las sanciones cumplen una función social muy importante”, afirmó. Y agregó que para él, la expulsión de su hermano desencadena “otro sufrimiento más. Pero es sanador, pues se hace justicia con los que hemos sufrido mucho”.

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