En 19 ciudades del país había sedes de la agrupación política dependiente de Berlín. Documentos también identifican a profesores que “esparcían la semilla totalitaria”.
“Las actividades en el país de un partido político de procedencia extranjera, con directivas también extranjeras, como el Nacional Socialista Alemán (NSDAP), que procede directamente de Berlín y se identifica en su existencia, fines y programas de realización con el Estado alemán, constituye, por decirlo así, una verdadera penetración extranjera en nuestra nacionalidad”.
Este párrafo, que apunta a los motivos por los cuales era necesario investigar los movimientos del partido nazi en Chile, se encuentra en uno de los informes que a comienzos de 1940 elaboró el Departamento 50 de la PDI, unidad que buscaba desbaratar a los agentes de este régimen que operaron en Chile antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Los documentos estaban catalogados como secretos, hasta que el director general de la PDI, Héctor Espinosa, decidió desclasificarlos.
La indagatoria, que se dividió en una serie de causas, permitió detectar a los espías nazis que operaron en el país. Así, por ejemplo, se encontraron cajas enterradas en domicilios de simpatizantes alemanes con fuertes sumas de dinero. También se halló a agentes que interceptaban comunicaciones de la Armada y residencias con sofisticados aparatos de comunicaciones, también enterrados en sus patios o en lugares escondidos dentro de sus casas. Pero eso no es todo, ya que también aborda las ramificaciones que alcanzó el partido nazi alemán.
Un documento de 1941, elaborado para un juez de Puerto Varas que estaba investigando las redes, detalla la orgánica de esta agrupación. “El Partido Nacional Socialista Alemán tiene una especie de secretaría que funciona en Berlín y cuyo jefe es Bohle, nombrado por Adolf Hitler. Esta secretaría se llama Auslandorganization, o sea, organización para países extranjeros”. Así, se indica que el principal órgano del partido con asiento en Chile se llama Landesgruppen. “El landesgruppenleiter de Chile es Walter Boettger. Este actúa desde Santiago y forma parte del personal de la embajada alemana de Santiago, que recibe órdenes e instrucciones desde Berlín del Gauleiter Bohle”, señala el informe. El documento, luego, revela las 19 ciudades en que hay sede del partido nazi: Santiago, Valparaíso, Concepción, Antofagasta y Punta Arenas, Puerto Montt y Puerto Varas entre otras.
Nueva York 80 y Paseo Bulnes 31 están a menos de una cuadra de La Moneda. Ambos lugares eran dos de los puntos donde se instalaba el corazón de las operaciones de los agentes nazis en Santiago (ver infografía). El departamento 34 del edificio de calle Bulnes correspondía al Departamento de Prensa y Propaganda, y los pisos 9 y 10 en la calle Nueva York eran el centro de operaciones de Walter Boettger, el jefe de la Agrupación Territorial Chile del NSDAP. Solo en Santiago comandaba a 15 hombres que lideraban las fracciones territoriales “block”. Boettger, de hecho, tenía su domicilio apenas a un par de cuadras de distancia de este eje, en Teatinos 371. Es más: había ocho locaciones en pleno centro de Santiago en las que se efectuaban operaciones de propaganda y reuniones de grupos establecidos que apoyaban al régimen de Hitler.
Uno de los testimonios fue el de Lorenzo Gleinster Stolz, el jefe en Concepción. “Nos reuníamos para celebrar ciertos aniversarios, como el 20 de abril, cumpleaños de Adolf Hitler (…). Las conferencias se llevaban a cabo en el Club Alemán y podían entrar todas las personas que comprendieran el idioma”, indicó Gleinster. Agregó que en su ciudad eran 62 los militantes. En la misma línea, también está la declaración de Walter Schaale, jefe del partido en Magallanes. Indicó que alrededor de 20 personas componían el núcleo del extremo sur. “Interrogado también sobre los uniformes que usaban en los desfiles, manifestó que efectivamente usaban una camiseta parda con botones plomos y una cruz swástica en una franja lacre en el brazo derecho”.
La actividad nazi también incluyó a los escolares. Así queda de manifiesto en uno de los documentos, que señala que “los colegios que a continuación se indican están encargados de esparcir la semilla totalitaria en nuestro país desde la enseñanza particular, amparados en la libertad de enseñanza que impera en nuestra legislación”. A continuación, se señalan 25 colegios alemanes dispersos por todo Chile y un listado de docentes. El que tiene el mayor número, con 20 profesores, es el Colegio Alemán de Santiago.
Markus Stobrawe, el actual rector de este establecimiento, indicó hoy que “en nuestro sistema educativo está presente el sello chileno-alemán, que se caracteriza por aceptar la historia como tal, conocerla y aprender de ella. Por lo mismo, brindamos una excelente educación basada en valores democráticos, orientada a formar ciudadanos críticos, responsables, respetuosos y tolerantes, que puedan aportar a la sociedad local y global”.
La red que operó en Chile y gran parte de América Latina fue desarticulada cuando se realizaron una serie de detenciones en 1945. La PDI, en el libro que elaboró sobre esta materia, indicó que “la detención de los implicados en la red de ‘Defensa-2’ en América Latina estalló cuando (Albert) Von Appen ‘entregó a la policía chilena las ramificaciones de la organización de sabotaje alemana en América Latina’”.
En director general de la PDI, Héctor Espinosa, indicó que “el nazismo comenzó a enquistarse en distintos ámbitos del quehacer nacional. Situación que de haber prosperado en cuanto a los objetivos finales que perseguía, podría haber cambiado el curso no sólo de la historia de Chile, sino del mundo”.
No fue posible obtener una respuesta de la embajada de Alemania.
Este párrafo, que apunta a los motivos por los cuales era necesario investigar los movimientos del partido nazi en Chile, se encuentra en uno de los informes que a comienzos de 1940 elaboró el Departamento 50 de la PDI, unidad que buscaba desbaratar a los agentes de este régimen que operaron en Chile antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Los documentos estaban catalogados como secretos, hasta que el director general de la PDI, Héctor Espinosa, decidió desclasificarlos.
La indagatoria, que se dividió en una serie de causas, permitió detectar a los espías nazis que operaron en el país. Así, por ejemplo, se encontraron cajas enterradas en domicilios de simpatizantes alemanes con fuertes sumas de dinero. También se halló a agentes que interceptaban comunicaciones de la Armada y residencias con sofisticados aparatos de comunicaciones, también enterrados en sus patios o en lugares escondidos dentro de sus casas. Pero eso no es todo, ya que también aborda las ramificaciones que alcanzó el partido nazi alemán.
Un documento de 1941, elaborado para un juez de Puerto Varas que estaba investigando las redes, detalla la orgánica de esta agrupación. “El Partido Nacional Socialista Alemán tiene una especie de secretaría que funciona en Berlín y cuyo jefe es Bohle, nombrado por Adolf Hitler. Esta secretaría se llama Auslandorganization, o sea, organización para países extranjeros”. Así, se indica que el principal órgano del partido con asiento en Chile se llama Landesgruppen. “El landesgruppenleiter de Chile es Walter Boettger. Este actúa desde Santiago y forma parte del personal de la embajada alemana de Santiago, que recibe órdenes e instrucciones desde Berlín del Gauleiter Bohle”, señala el informe. El documento, luego, revela las 19 ciudades en que hay sede del partido nazi: Santiago, Valparaíso, Concepción, Antofagasta y Punta Arenas, Puerto Montt y Puerto Varas entre otras.
ADVERTISING
Versión de militantes
La estructura del partido nazi se investigó bajo la figura de infracción a la Ley de Seguridad del Estado. Por esto es que jueces de Puerto Varas, Valdivia y Puerto Montt, entre otros, se coordinaron con la PDI para aclarar cómo operaba esta agrupación. Para esto, fueron claves las declaraciones prestadas por los propios militantes.Uno de los testimonios fue el de Lorenzo Gleinster Stolz, el jefe en Concepción. “Nos reuníamos para celebrar ciertos aniversarios, como el 20 de abril, cumpleaños de Adolf Hitler (…). Las conferencias se llevaban a cabo en el Club Alemán y podían entrar todas las personas que comprendieran el idioma”, indicó Gleinster. Agregó que en su ciudad eran 62 los militantes. En la misma línea, también está la declaración de Walter Schaale, jefe del partido en Magallanes. Indicó que alrededor de 20 personas componían el núcleo del extremo sur. “Interrogado también sobre los uniformes que usaban en los desfiles, manifestó que efectivamente usaban una camiseta parda con botones plomos y una cruz swástica en una franja lacre en el brazo derecho”.
La actividad nazi también incluyó a los escolares. Así queda de manifiesto en uno de los documentos, que señala que “los colegios que a continuación se indican están encargados de esparcir la semilla totalitaria en nuestro país desde la enseñanza particular, amparados en la libertad de enseñanza que impera en nuestra legislación”. A continuación, se señalan 25 colegios alemanes dispersos por todo Chile y un listado de docentes. El que tiene el mayor número, con 20 profesores, es el Colegio Alemán de Santiago.
Markus Stobrawe, el actual rector de este establecimiento, indicó hoy que “en nuestro sistema educativo está presente el sello chileno-alemán, que se caracteriza por aceptar la historia como tal, conocerla y aprender de ella. Por lo mismo, brindamos una excelente educación basada en valores democráticos, orientada a formar ciudadanos críticos, responsables, respetuosos y tolerantes, que puedan aportar a la sociedad local y global”.
La red que operó en Chile y gran parte de América Latina fue desarticulada cuando se realizaron una serie de detenciones en 1945. La PDI, en el libro que elaboró sobre esta materia, indicó que “la detención de los implicados en la red de ‘Defensa-2’ en América Latina estalló cuando (Albert) Von Appen ‘entregó a la policía chilena las ramificaciones de la organización de sabotaje alemana en América Latina’”.
En director general de la PDI, Héctor Espinosa, indicó que “el nazismo comenzó a enquistarse en distintos ámbitos del quehacer nacional. Situación que de haber prosperado en cuanto a los objetivos finales que perseguía, podría haber cambiado el curso no sólo de la historia de Chile, sino del mundo”.
No fue posible obtener una respuesta de la embajada de Alemania.
Es decir, cuando la basura nazi ya estaba acorralada, seis años después del inicio de las hostilidades.