Cadem: 71% de la población apoya movilización de las mujeres
Encuesta revela que el 63% de las encuestadas ha sentido discriminación de género y evidencia importante brecha de percepción del machismo respecto de los hombres.
La marcha por la Alameda que convocó a más de 150 mil personas según sus dirigentes, al menos 17 universidades en toma y protestas en distintas regiones del país, fueron parte de la que ha sido una de las semanas más intensas del actual movimiento feminista y uno de los puntos en los que se concentró la última medición de la Encuesta Cadem.
Entre los resultados, destaca que el 71% de los encuestados apoya la movilización feminista, superando la aprobación del movimiento estudiantil (que alcanzó un 60% a fines de abril). Karen Thal, gerenta general de Cadem, explicó que lo anterior demuestra que “este es un movimiento que llegó para quedarse, porque es transversal y genera apoyo en todas las edades y en todos los sectores políticos”.
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“Todavía hay una mirada por parte de los hombres de que hay cosas que son una exageración, mientras que las mujeres las perciben claramente como machismo”, dijo Thal.
Pese al amplio apoyo al movimiento, al consultar específicamente por marchas en la vía pública, la aprobación disminuye a un 65%. En tanto, las tomas de universidades y colegios por esta causa solo alcanzan un 31% de aprobación.
Otro de los resultados relevantes es que el 63% de las mujeres asegura haberse sentido discriminada o violentada alguna vez por el hecho de ser mujer. Al desglosar ese porcentaje, se obtuvo que las encuestadas que más declaran haber sentido discriminación fueron las del grupo de entre 18 y 35 años, pertenecientes a un nivel socieconómico alto, residentes en Santiago y que políticamente se identifican con una tendencia de izquierda.
Thal explicó que pese a que la discriminación de género es un tema transversal, en los resultados se percibe con más fuerza en los sectores altos porque antes “se les hacía la vista gorda a muchas cosas y se aceptaban como parte de la cultura. Hoy lo que está pasando es que las mujeres más educadas, como las universitarias, hay muchas cosas que no están aceptando, y por el contrario, se acepta cada vez más decir ‘esto no lo voy a aguantar’. Estas mujeres están dando la pelea y creo que lo han hecho muy bien”.
Respecto de la presencia de situaciones de machismo en distintos ámbitos, el trabajo (81%), la política (77%) y el humor (76%) lideran la lista de espacios donde los encuestados aseguran que hay más machismo. En tanto, las redes sociales Twitter, Facebook o Instagram (62%), las universidades (69%) y los comerciales de televisión (70%) son los ámbitos donde los encuestados consideran que hay menos machismo.
En ese punto, también se evidenció la brecha entre hombres y mujeres, ya que en casi todas las situaciones ambos grupos presentan diferencias de entre 10 a 18 puntos.
A modo de ejemplo, mientras un 89% de las mujeres cree que hay machismo en el trabajo, solo un 73% de los hombres lo considera así. De igual forma, un 78% de las encuestadas asegura que existe machismo en las universidades, lo que contrasta con un 60% de los hombres.
Consultadas sobre situaciones específicas, un 65% de las mujeres califica como acoso o violencia de género un piropo en la calle, mientras solo un 54% de los hombres lo considera así. Por otro lado, un 75% de las mujeres califica como discriminación de género el humor sexista, en oposición al 66% de los hombres.
La encuesta también consideró preguntas sobre diferentes competencias de hombres versus mujeres. Ante la pregunta “¿quién cree usted que es mejor Presidente?”, el 69% de los encuestados considera que tanto hombres como mujeres son iguales, un 19% evaluó de mejor forma a los hombres y un 11% a las mujeres.
Por otro lado, consultados sobre quién es más productivo y eficiente en el trabajo, un 65% de los encuestados señaló que hombres y mujeres eran iguales, en tanto un 30% consideró más productivas a las mujeres y un 5% a los hombres.
Con Simone de Beauvoir y Virginia Woolf como clásicos ineludibles, el género se diversifica gracias a nuevas voces que entregan otras perspectivas, matices y experiencias. Armadas de lucidez, provocación e ironía, escriben contra el sexismo en el trabajo y la vida cotidiana, en la política y la cultura; también, contra la obligación de la maternidad. Algunas incluso critican el movimiento. Aquí, una selección de libros para sumergirse en las ideas y consignas de hoy.
El segundo sexo de Simone de Beauvoir
Toda biblioteca debe partir por sus clásicos fundamentales: son los ejes que la sostienen. Sin ellos no se explica lo que vino después. Ese es el caso de Simone de Beauvoir (1908-1986) y El segundo sexo, obra que publicó en 1949. Su análisis de la condición femenina es tan abarcador y al mismo tiempo tan concentrado que se volvió una viga maestra. “No se nace mujer: se llega a serlo”, escribió la autora francesa. Y esa idea de lo femenino definido por lo cultural antes de que por la biología fue la base para los posteriores estudios de género.Un cuarto propio de Virginia Woolf
Un ensayo o conferencia sobre las mujeres y la literatura que se convirtió en algo más: en un manifiesto sugerente por el espacio propio, una declaración lúcida y elegante contra la desigualdad y a favor de la independencia económica. “Para escribir novelas una mujer debe tener dinero y un cuarto propio”, dice Virginia Woolf (1882-1941) al inicio del texto, escrito en 1929. Ese es el punto de partida del ensayo de la autora británica, que analiza con humor e ironía los desequilibrios históricos y las desventajas que han enfrentado las mujeres.Teoría King Kong de Virginie Despentes
Escritora y cineasta, Virginie Despentes (1969) escribió este libro testimonial y cargado de energía punk en 2007 y se volvió de culto: “Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas (…) todas las excluidas del gran mercado de la buena chica, pero también para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no son ambiciosos, ni competitivos ni la tienen grande. Porque el ideal de la mujer blanca, seductora, que nos ponen delante de los ojos es posible incluso que no exista”.Todos deberíamos ser feministas
En 2012 dio una charla TED que se convirtió en un libro imprescindible. La escritora nigeriana Chimamanda Ngozi (1977) -“feminista feliz y africana”- explica que el feminismo no es solo cosa de mujeres. “Lo peor que le hacemos a los niños -a base de hacerles sentir que tienen que ser duros- es dejarlos con unos egos muy frágiles. Cuanto más fuerte se siente obligado a ser un hombre, más debilitado queda su ego. Y luego les hacemos mucho más mal a las niñas, porque las criamos para que estén al servicio de esos frágiles egos masculinos”, dice.Mujeres negras y feminismo de bell hooks
Nacer mujer y afroamericana en los 50 en EE.UU. significaba enfrentar una triple segregación desde la cuna: el racismo, la pobreza y la discriminación de género. Gloria Jean Watkins se enfrentó a ello, se doctoró en Literatura y adoptó un nuevo nombre: bell hooks, en honor a su abuela, y en minúscula porque “lo importante es lo que digo, no quién soy”. En 1981 publicó Ain’t i a woman: Black woman and feminism (Mujeres negras: dar forma a la teoría feminista), donde aborda esa triple opresión: “Es esencial para el futuro de las luchas feministas que las mujeres negras reconozcamos el punto especial de ventaja que nuestra marginalidad nos otorga y hagamos uso de esa perspectiva para criticar la hegemonía racista, clasista y sexista, así como para imaginar y crear una contrahegemonía”, afirma. Es autora también de El feminismo es para todo el mundo.Mujeres y poder de Mary Beard
Telémaco discutía con un grupo de hombres en la sala. Entonces apareció su madre, Penélope, y quiso intervenir. “Madre, vuelve a tu habitación, a tus labores con el telar y el huso”, le dijo Telémaco. “El discurso será un asunto de hombres”.La escena pertenece a La odisea, y según la historiadora británica Mary Beard (1955), experta en el mundo antiguo y una intelectual estrella de las redes sociales, es el primer documento registrado sobre la opresión masculina a la libertad de expresión de las mujeres. Su libro Mujeres y poder reúne un puñado de conferencias que revisan, con ironía británica, cómo históricamente el poder masculino ha excluido la voz de las mujeres de la esfera pública. “Se lo mandaría de regalo a todos los hombres intelectuales que están saliendo a dar declaraciones tan desafortunadas sobre el movimiento feminista por estos días”, dice la editora Catalina Infante.
Por qué no soy feminista de Jessa Crispin
La única respuesta posible es la revolución. Eso es lo que sostiene Jessa Crispin (1978) en su libro Por qué no soy feminista. Desde luego, el título es una ironía: la autora es profundamente feminista y afirma que la versión actual del movimiento no tiene pólvora: se descafeinó para ser aceptado. Se transformó en un bien de consumo. “El feminismo real es un movimiento que requiere acción, reflexión y el poder construir nuevas estructuras para nuestra vida y nuestra sociedad”, sostiene quien es una aliada del feminismo académico.Mala feminista de Roxane Gay
“Acepto abiertamente la etiqueta de mala feminista. Y lo hago porque no soy perfecta, soy humana”, dice la activista Roxane Gay (1974). “Tengo algunos… intereses, rasgos de personalidad y opiniones que quizá no se alineen con el feminismo dominante, pero soy feminista”, subraya la autora, colaboradora de The New York Times y una de las voces más frescas e irreverentes del activismo actual. Roxane Gay admite que le gusta el hip hop pese a su machismo, mientras desmenuza con humor y agudeza la misoginia de la cultura popular, desde Tarantino a 50 sombras de Gray.Contra los hijos de Lina Meruane
“La maternidad: una consigna a prueba de revoluciones, un dogma contrarrevolucionario”. La escritora chilena Lina Meruane (1970) es autora de este ensayo que cuestiona la maternidad como mandato social. El texto analiza “el despótico lugar de los hijos en el mundo contemporáneo y su relación con el espacio de las mujeres”, subraya la editora Melanie Josch. En nuestra región destaca también la argentina Laura Rita Segato, “la voz más autorizada sobre violencia de género” según Sonia Montecino, y su libro La guerra contra las mujeres.Feminismo pasado y presente de Camille Paglia
Atea y lesbiana, Camille Paglia (1947) se formó en el feminismo de los 60 y es muy crítica del activismo actual. Ha elaborado un discurso muy fuerte contra la no victimización, apunta la editora Marcela Fuentealba. Paglia acaba de publicar Feminismo pasado y presente. “El feminismo se ha centrado en la retórica antimasculina en lugar de en el significado de la vida”, dice. “Hay una actitud muy elitista en el feminismo”, agrega. Se declara a favor del aborto, pero respeta a los antiabortistas, “y me parece atroz que el feminismo los excluya de sus marchas”, dice.están saliendo a dar declaraciones tan desafortunadas sobre el movimiento feminista por estos días”, dice la editora Catalina Infante.
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