El FBI investigó a Inga Arvad, periodista danesa, al sospechar que era una espía nazi.
Alejandro Osorio S. 08 de septiembre del 2015 / 12:27 Hrs
Era una mujer atractiva, ex reina de belleza, profesional y de mucho mundo. Parecía un buen proyecto para el joven Kennedy, cuyo padre ya tenia planes para lanzar su carrera política.
Inga Arvad realizó varias entrevistas a Hitler en 1935 y luego fue pareja de John Kennedy en 1941.
Pero Arvad tenía una peculiaridad que alarmó, incluso, a la oficina central del FBI. Ella había entrevistado personalmente a lo menos dos veces a Adolfo Hitler. Las reuniones con el dictador nazi se llevaron a cabo en 1935 y fueron extensas, donde cosecharon un vínculo especial. La joven periodista estableció varias redes con la cúpula nazi. De hecho, las entrevistas con el “Fuhrer” se llevaron a cabo gracias a la intervención de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda del Reich.
Arvad, además, asistió al matrimonio de Hermann Goering, otro de los cabecillas del régimen nazi. La reportera también fue invitada especial de Hitler a los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.
En una de las entrevistas hecha al líder nazi, la danesa destaca la profundidad de su mirada: “Sus ojos reflejan soledad, pero un buen corazón. Ellos brillan con fuerza”. En tanto, Hitler describía a Arvad como “un ejemplo perfecto de la belleza nórdica”.
Inga Arvad junto a Hitler.
Después, la periodista emigró a Nueva York para seguir estudios en la Universidad de Columbia, a comienzos de los 40, en plena guerra. Fue en noviembre de 1941 cuando comenzó una relación amorosa con Kennedy.
Rápidamente, todos los antecedentes que vinculaban a Arvad con Hitler y su régimen llegaron a las oficinas del FBI. Después de todo, esta “amiga” del dictador alemán ahora aparecía como pareja de un alférez que trabajaba en inteligencia de la marina y era hijo de un ex embajador de Estados Unidos en el Reino Unido.
El FBI no dudó e inició una investigación ante la posibilidad de que la joven periodista fuera una espía nazi. De hecho, Arvad figuraba en una lista de posibles espías alemanes apenas llegó a Nueva York, pero cuando se supo que Kennedy era su novio, el director del FBI amplió la investigación sobre la danesa. Edgar Hoover, de hecho, ordenó escuchas telefónicas a la pareja.
La marina también tomó cartas en el asunto. Veían a Arvad como una especie de Mata Hari, que usaba a Kennedy para sacar información de la armada de Estados Unidos y que la pasaba a los nazis. Se barajó sacar a Kennedy de la marina, pero dado que se trataba del hijo de un ex embajador, sólo se le transfirió a un trabajo de oficina en enero de 1942, en Carolina del Sur.
Kennedy tenía 24 años cuando inició su romance con la periodista danesa.
Al final, la pareja se separó y las investigaciones sobre la periodista nunca establecieron algún delito.
Arvad vivió toda su vida en Estados Unidos, donde se trasformó en una reputada critica de cine. Sobre su relación con Kennedy y la investigación de FBI ella declaraba: “Son cosas que pasan”. Falleció en 1973, en Arizona.
No comments:
Post a Comment