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Tuesday, June 7, 2016

COPA AMERICA CENTENARIO: Chile cae 2-1 en su debut en USA 2016 frente a Argentina








Argentina anula a Chile en el estreno de la Copa y se impone por 2-1 con goles de Di María y Banega.

Lo peor de todo es que la selección nacional retrocedió. Ya no genera confianza y vive del recuerdo de un título histórico. Vuelven los casi, los lamentos y el distorsionado consuelo en la mala fortuna. Vuelve una mala sensación que parecía sepultada. Los mismos nombres, distinto entrenador, y los números son tan rotundos como escalofriantes: cinco partidos, cuatro derrotas, incluyendo el 2-1 favorable a Argentina en el estreno de la Copa América Centenario.
La Albiceleste aprendió la lección o Chile no entendió cómo se debía jugar. Lo cierto es que durante los primeros 45 minutos, el cuadro transandino asumió que para anular a la Roja, hay que ganarle el mediocampo. El plan, de hecho, le salió perfecto a Martino hasta poco antes de la media hora, con una presión importante sobre Vidal, Aránguiz y, especialmente, Marcelo Díaz. Y si este triángulo está incómodo, el efecto se extiende a todos.
Vidal empezó a mostrar su mal genio. Se ganó una amarilla infantil y se enfrascó en discusiones sin sentido con rivales y con el árbitro. Se autocondicionó. La imprecisión del combinado nacional se notó. La intensidad, impuesta por los dos elencos, generó errores de ambos lados, en todo caso, pero con una preocupante inclinación al campo chileno.
Fue de pelotas perdidas en la salida que Argentina se generó sus mejores opciones. Pocas claras, para ser justos, salvo el cabezazo de Gaitán a los dos minutos, que se desvió en el travesaño.
Alexis Sánchez se aburrió de ser intrascendente como puntero derecho y cambió su posición con Eduardo Vargas. Lució más como nueve mentiroso, generó más peligro, faltas y se metió más en el partido. Incluso, tuvo la ocasión más clara antes del descanso, justo a los 30 minutos. La notable tapada de Sergio Romero le quitó el gol al tocopillano.
El cambio, sin embargo, no fue favorable para Vargas. El talismán goleador de esta generación desapareció cargado a la derecha y casi no la tocó hasta que los equipos se fueron al descanso con el marcador en blanco. Partido parejo, peleado en cada centímetro, que exigía un cambio desde la banca. Un cambio de idea.
Pero no hay idea que se imponga a los errores. Los de Aránguiz, torpe para regalar el balón dos veces en la salida; y los de Bravo, que entregó el primer palo en los remates de Di María y Banega, autores de los tantos que mataron a la Selección.
La Roja se desarmó. El mediocampo de lujo se esfumó. Todo se desordenó. Por instinto, Pizzi, sin respuesta, recurrió a su idea del nueve de área: Pinilla por Vargas. ¿Para qué? Para encontrar el gol que Chile extravió hace rato. Orellana, quien había ingresado por el lesionado Mena, se perdió dos.  Y la Roja más se hundió.
Ya no había deseo (salvo el de un incansable Vidal), fútbol ni tiempo para la hazaña. El gol de Fuenzalida en los descuentos sólo sirve para la estadística. La escuadra de Pizzi se acostumbra a no ganar, se acostumbra a fallar en las  áreas. Las dudas siguen creciendo y los resultados no llegan. O Chile despierta o el brillo de la generación dorada se desvanecerá.

Los pecados que hacen tambalear a la Roja

Aunque la clasificación a los cuartos de final de la Copa sigue dependiendo de sí misma, la selección chilena entró en un bajón futbolístico y sicológico peligroso. Y la sumatoria de derrotas poco ayudan a la confianza.


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