Histórica gesta de la Roma tras levantar el 4-1 de la ida con un heroico, fervoroso y emotivo 3-0 sobre el Barça. Con la caída añadida del City de Guardiola a manos del Liverpool, la Champions se ensaña con el hincha culé.
Inmediatamente después de conocido el sorteo de los cuartos de final de la Champions League, a comienzos de marzo, los medios catalanes festinaban con la suerte del Barcelona, que se emparejó con la Roma, a su juicio, el rival más accesible del cuadro. “Un bombón”, osó titular el diario Sport. ¡Y qué bombón fue! Tras caer 4-1 en la ida en España, los romanos enfrentaban la vuelta movidos sólo por la fe.
Y es que hasta su técnico, Eusebio Di Francesco, lo explicitó en la previa del encuentro. Había que creer en el milagro. En la utopía.
Y es que hasta su técnico, Eusebio Di Francesco, lo explicitó en la previa del encuentro. Había que creer en el milagro. En la utopía.
Ayer, desde el primer minuto de la revancha disputada en Italia, quedó claro que los dueños de casa sí creían y que iban a hacer todo por intentar cambiar su suerte. Convicción les sobraba. Con una propuesta agresiva, sorprendieron a su rival, que, contrario a lo que suele mostrar, se vio desconcentrado, abúlico y timorato.
Messi casi no influyó. Suárez casi no participó. Y la ventaja que tenían casi les alcanzó. Y es que el cuadro romano contó con unos inspirados Strootman y Nainggolan, quienes controlaron la zona media y, por ende, el ritmo de juego.
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No hubo respuestas entre los de Valverde, que pagaron su suficiencia, la desconsideración al rival, y completaron una actuación decepcionante. Fue su propio relajo el que permitió el crecimiento de los italianos, que apostaron a la refriega, la presión alta y la voluntad a toda prueba para completar una victoria con tintes de hazaña.
Por el contexto y la envergadura del rival, el triunfo del conjunto romano adquiere aún más relevancia. Y es que, además, le vale para entrar a la ronda de cuatro mejores de Europa por primera vez en su historia. Al menos bajo este formato, ya que disputaron las semifinales de la Copa de Europa 1983-1984.
El Barcelona fue ayer un fantasma y lo pagó caro. La Roma tuvo el atrevimiento y encontró premio. Porque nunca dejó de luchar ni empujar. Por los costados, por el medio, con centros, pelotazos y remates de media distancia. La Loba lo intentó todo y fue justo ganador. Lo que le queda ahora es seguir soñando.
El Barcelona fue ayer un fantasma y lo pagó caro. La Roma tuvo el atrevimiento y encontró premio. Porque nunca dejó de luchar ni empujar. Por los costados, por el medio, con centros, pelotazos y remates de media distancia. La Loba lo intentó todo y fue justo ganador. Lo que le queda ahora es seguir soñando.
En Cataluña, mientras, aún no se lo creen. La Roma se volvió el caramelo más amargo de los últimos tiempos y, con coraje, cambió los conceptos del análisis hispano, que ahora habla de “derrumbe” y “ridículo histórico”.
La Roma y una hazaña para los libros de historia. Y otra muestra de que el fútbol no sabe de imposibles. Si fue el Barça el que completó una inolvidable remontada la temporada pasada tras perder 4-0 frente al PSG, ahora ha sido quien la ha sufrido. Messi, Barcelona y Cataluña lloran fuera de Europa.
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