El luso aportó con dos goles y una asistencia en la contundente victoria de los españoles en Italia.
Ya lo decía Xavi Hernández tras la victoria de ida del Real Madrid ante el PSG: “El Madrid no juega, gana”. Y teniendo a Cristiano Ronaldo no hay nada más cierto. Porque el luso es el dueño de la Champions League y dos goles suyos dejaron al conjunto blanco prácticamente clasificado a semifinales.
No hubo rival. La Juventus se desmoronó al gole tempranero que le asestó CR7 tan solo a los tres minutos de iniciado el compromiso. Estuvo allí donde nadie más está. Se desmarcó como nadie y metió la pierna en solitario cuando los defensores italianos lo imaginaban en otro lugar. Isco fue el único que lo supo, siempre un paso adelante de los demás. El español centró y Cristiano concretó.
¿Si después del gol el Real Madrid dominó el partido? Afirmarlo sería mentir. Lo cierto es que los merengues hicieron lo que saben hacer mejor: administrar, defender, contraatacar. La Juventus se fue con todo pero nunca hubo un peligro constante en la zaga que comanda Keylor Navas, aunque a los 23′ el costaricense estuvo fenomenal al tapar un derechazo de Higuaín tras un tiro libre.
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El Madrid contestaba mediante Kroos y un zapatazo de 30 metros que remecía el travesaño. Así jugaban los de Zidane: entregaban el protagonismo y luego concretaban sus represalias. Isco era quien se encargaba de comandarlas. El español cerró un primer tiempo perfecto, con una asistencia y 100% de precisión en sus pases. Cuando está con confianza el malagueño es otro jugador, capaz de todo.
La segunda mitad iniciaba con la Vecchia Signora metida en el arco de los blancos, pero nuevamente sin crear peligro. A los 55′ un tiro libre de Paulo Dybala chocó en la barrera y el rebote casi se mete en el palo contrario del portero, lo que significó la más clara de los locales.
Pero a los 64′ vino el show del portugués. Un error de Chielini permite que Cristiano tome la pelota, pero se queda sin ángulo para rematar. Cede a Marcelo, cuyo disparo lo detiene Buffon magistralmente. El rebote lo toma uno de los blancos, que centra para que el goleador de la Champions League se alzara con una chilena espectacular, que dejó parado al portero italiano. Era el 0-2 y el partido estaba sellado.
A los 72′ llegó el 0-3 final tras una gran jugada personal de Marcelo, quien hizo una pared precisamente con el delantero portugués. La llave quedó prácticamente sellada.
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