Dice que esta ha sido la “decisión más dura y triste que me ha tocado vivir en política”, en una trayectoria que incluye haber dirigido el partido, ser ministra, senadora y candidata presidencial. Y aquí explica las razones que le hacen poner término a más de 50 años de militancia en la DC.
La noche del sábado 21, la exsenadora Soledad Alvear tenía previsto hacer una gestión dolorosa: en una carta cuya destinataria es la presidenta de la DC, Myriam Verdugo, notificaría su renuncia al partido tras un poco más de 50 años de militancia. Apenas 48 horas antes, la también extimonel de la falange había asistido junto a su esposo Gutenberg Martínez a la iglesia del Colegio San Ignacio de El Bosque a una misa por la conmemoración de los dos años de la muerte del expresidente Patricio Aylwin. La última actividad que la reunió con sus ahora excamaradas.
La decisión de Alvear fue meditada durante los últimos meses tras la crisis desatada por los magros resultados de la candidatura de Carolina Goic, la primera en que la DC se mide en una candidatura presidencial sin sus socios del PS-PPD. Figura emblemática de la DC -fue senadora, ministra, candidata presidencial y timonel partidaria-, también es un referente de la Concertación, alianza política que gobernó durante 25 años el país y su partida -probablemente- marcará un hito en la historia de esa colectividad.
Hoy, Alvear anuncia que sus inquietudes políticas se concentrarán en la creación de un movimiento que promueva el humanismo cristiano, descuidado en medio de la crisis interna en la que se encuentra su ahora expartido.
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Sí. He concluido que el pensamiento humanista cristiano que nos inspira necesita de una nueva expresión en el espectro político chileno.
¿Cómo se explica eso?
La globalización ha traído cambios gigantescos, los cuales contienen muchos aspectos positivos, pero también otros de carácter negativo, como el mensaje y práctica de un individualismo exacerbado, que invade la sociedad y también la política. Esta última sufre la vertiginosidad de estos cambios y le cuesta seguir el ritmo, pero, además, cae en una visión muy pragmática y cortoplacista de su quehacer, olvidando o no priorizando los principios y valores que le dan sentido a la acción política concreta.
¿Cómo se expresa ese cortoplacismo en la DC?
Este es un desafío a todos los partidos, en que la coyuntura es muy demandante y eso genera la dificultad de situarse a partir de una mirada más larga. Mirada que, además, debe sustentarse en los principios y valores de cada partido. Así, la educación no puede concebirse como un tema puramente estructural, de edificios y de finanzas. Una buena política realiza prospectiva, dimensiona las necesidades de futuro a 20 o 30 años, y ahí genera una política pública integral, que prioriza en las personas y en la calidad.
¿Eso le incomoda en la DC?
Me incomoda en la política chilena actual. Pero debo serle muy clara respecto del PDC. Quiero como nadie al partido. He militado desde niña, con mi padre de la mano participé en la marcha de la Patria Joven, me dediqué por años a la formación y la reflexión en nuestro ideario y luego entré a la vida pública, a su presidencia y a representarlo como candidata presidencial. Soy partícipe de su historia y lo seguiré siendo siempre. Pero creo que debo entrar a una nueva etapa que implica una superación en positivo de mi partido.
¿Eso implica su renuncia a la colectividad? ¿En qué consiste esa superación en positivo?
Los jóvenes de la Acción Católica entraron a la Juventud Conservadora y le cambiaron el nombre por la Falange, en una visión de superación de esa Juventud, luego se retiraron de ese partido y crearon la Falange Nacional; con el tiempo se fusionaron con otros partidos y movimientos de inspiración socialcristiana y crearon el PDC. En esa misma lógica creo que se debe superar en positivo el actual instrumento del ideario DC por uno nuevo.
¿Cómo visualiza ese nuevo instrumento?
Primero, con una fuerte inspiración en el pensamiento humanista cristiano, que pone la centralidad en la persona humana y en las comunidades, el bien común por delante y los valores de libertad, justicia social y fraternidad. A partir de esto, un instrumento activo en la representación del ideario democratacristiano y de su historia. Esto, sin complejo respecto de las otras inspiraciones existentes en la derecha y la izquierda. Segundo, un instrumento en que se practique la fraternidad y la amistad cívica entre sus miembros. Donde esta se predique en lo público y se practique en lo interno. Un lugar de encuentro, abierto al diálogo, constituido más en la lógica de un movimiento que de un partido clásico o tradicional. Moderno y eficiente en su organización, con un espacio y liderazgo privilegiados a los más jóvenes, que haga gala del grito falangista de ¡Juventud chilena adelante! Tercero, un instrumento de propuestas, que no rehúya los temas y que bajo su inspiración convoque a los mejores, a aquellos con vocación de servicio y libres de ambiciones de poder, para generar las propuestas programáticas de fondo necesarias para el país.
Habla de un nuevo movimiento político…
Así es, un movimiento que en nuestra inspiración humanista cristiana represente un aporte con nítida identidad a la política del país. Y un movimiento que espero se pueda constituir con la participación de muchos, donde con su aporte se genere una creación colectiva madura, profunda, convocante, seria, cívica y de calidad. Ojalá con muchos jóvenes que asuman el liderazgo.
Usted ha puesto al momento de explicar su renuncia a la DC el énfasis en factores que podrían entenderse de fondo, más doctrinarios. ¿Cuánto han pesado en su decisión los problemas de convivencia que ha habido en ese partido en los últimos meses?
Para mí siempre las ideas son lo más importante. Eso es mi motivación central. En estas el humanismo inspirador se traduce necesariamente en una calidad en las relaciones humanas, respeto y afecto por el otro. Lo que Martin Buber explica en la relación entre el Tú y el Yo.
¿Su opinión es muy crítica de la DC?
No existirá ninguna crítica de mi parte al PDC, ahí me he formado, en él he conocido a personas excepcionales, a militantes ejemplares, un partido que ha hecho mucho por la historia de Chile, el cual ojalá pueda seguir haciéndolo. Seguiré compartiendo su historia y el legado de sus padres fundadores. Seguiré siendo democratacristiana. De lo que se trata es de una nueva opción que buscará representar ese ideario DC, en la perspectiva de superación en positivo antes explicada.
La crisis de la DC cristalizó con los últimos resultados parlamentarios. ¿Cuándo empezó usted a meditar realmente su permanencia en el partido?
Como en todas las cosas, hay múltiples factores que como lo analizamos en el consejo ampliado último, vienen desde hace más tiempo. Ahora fue muy fuerte lo que le ocurrió a Carolina Goic, eso me impactó mucho.
¿Por qué?
Porque sentí que Carolina estaba reposicionando a la DC, dando una lucha valiente, planteando propuestas e ideas y eso entusiasma. Hizo una campaña seria, recorrió el país completo…
¿Nunca pensó antes en sus años de militancia irse del partido?
Nunca. En él he vivido momentos felices. Las Escuelas de Formación, la Reforma Universitaria, las luchas por la democracia, el plebiscito, el trabajo por los DD.HH. y el sindicalismo, nuestros gobiernos de la Concertación, la reducción de la pobreza. La amistad de tantos, que por supuesto mantendré. El cariño de los militantes. Tiempos imborrables y que estarán siempre presentes en mi accionar futuro.
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