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Wednesday, September 19, 2018

COPA LIBERTADORES 2018: Felipao, el perseverante con Palmeiras; Gremio de Porto Alegre da el primer golpe rumbo a semifinales


En su tercer paso en el Palmeiras, el responsable del quinto título de Brasil y de su mayor naufragio mundial, pone a prueba a Colo Colo. Por sanción, verá el encuentro desde la tribuna.


Muy pocos técnicos pueden presumir de una hoja de servicios en la dirección técnica tan dilatada como la que presenta hoy en día Luiz Felipe Scolari (69). Menos aún son los que cuentan en su haber con un palmarés de triunfos tan rico como el suyo, adornado con títulos continentales tanto a nivel de clubes como de combinados nacionales. Pero ninguno, seguramente, sabe tan bien como él, que ha visitado el cielo y el infierno a los mandos de la misma nave, a qué sabe exactamente el más rotundo de los éxitos y el más estrepitoso de los fracasos.
Nacido el 9 de noviembre de 1948 en Passo Fundo (Rio Grande do Sul), en el seno de una familia de inmigrantes italianos, Scolari heredó de su progenitor, de ascendencia veneciana, su amor por el balompié. Y quién sabe si también su inclinación hacia las travesías largas. Fue, en su época como jugador, un defensor rudo e implacable que construyó, de manera íntegra, su carrera en Brasil, donde se desarrolló profesionalmente durante las décadas de los 70 y los 80, antes de cambiar los botines por una pizarra para dar rienda suelta a su verdadera pasión, la dirección técnica. Como futbolista, realmente, no alcanzó el protagonismo que sí logró más tarde como entrenador. Jugó en clubes de segunda línea, como Caxias, Juventude, Novo Hamburgo y Centro Sportivo Alagoano.
Fue precisamente en este última institución donde comenzó a cosechar éxitos como entrenador desde el principio. Primero a nivel regional. Al poco andar, el hoy DT de Palmeiras terminó de curtirse como entrenador en Arabia Saudita y Kuwait, antes de regresar a su estado natal para conquistar Sudamérica. Sucedió en su tercera aventura en la banca de Gremio, el gigante de Rio Grande do Sul, a mediados de los 90. Allí levantó su primera Copa Libertadores, en 1995, un año antes de adjudicarse la Recopa Sudamericana con el cuadro de Porto Alegre, y de guiar después a Palmeiras, en el último año del pasado siglo, otra vez a la cima del subcontinente.
Los incontestables éxitos obtenidos dispararon la fama de Felipao, que recibió el envenenado encargo de dirigir los designios de la selección de Brasil, que había logrado, por cierto, su clasificación a la Copa del Mundo in extremis, en el Mundial de fútbol de Japón y Corea. Y fue allí, precisamente, en 2002, donde el estratega de Passo Fundo tocó el cielo con los dedos. Desmontando el paradigma del jogo bonito, innegociable hasta entonces, pero con una autoridad y una jerarquía pasmosas, la Verdeamarela de Ronaldo, Rivaldo, Cafú, Kaká, Ronaldinho y compañía se consagró en tierras orientales pentacampeona planetaria.
La gestión del camarín realizada por el técnico, apodado cariñosamente como Sargentao, pero con un talante mucho más paternalista que autoritario, resultó decisiva. Su magistral manejo de grupo terminó por devolver la memoria a una Canarinha que agonizaba, y tras su renuncia al combinado nacional -tal y como había anunciado antes del inicio de la justa- volvieron a lloverle las ofertas. Y aterrizó en Portugal, en vísperas del inicio, precisamente en tierras lusas, de la Eurocopa de 2004. Un certamen donde el anfitrión no sedujo a nadie por su fútbol, pero sí por sus resultados, que terminaron por encaramarlos a la final del torneo. Una instancia decisiva donde la modesta Grecia, en una gesta inolvidable, acabó quedándose con los laureles.
Pero la carrera obstinada e imperturbable de Scolari no se truncó aquella noche en Lisboa. “Si temiera a los desafíos no habría logrado nada en mi carrera”, llegó a proclamar en una ocasión el estratega, que dirigió después al Chelsea en Inglaterra y en Uzbekistán al Budyonkor, consciente ya entonces -como lo es seguramente también ahora- de que lo suyo era persevar, de cualquier forma y siempre a su manera.
Hoy, con 36 años en las bancas, con 20 clubes de por medio, Felipao va por más. El menos brasileño de los técnicos brasileños y el defensor de Pinochet con bigote dictatorial. El del 7-1 en contra ante Alemania y el pentacampeón en activo. El perseverante que llegó al Verdao otra vez, por tercera vez, como lo hizo la primera, con la única intención de reinar a cualquier precio, es decir, como sea. Corpulento y temperamental, a veces, recordado por sus confrontaciones. Hoy tiene al frente a Colo Colo. El antepenúltimo de sus escollos en su afán por levantar por tercera vez (y la segunda con Palmeiras) la Copa Libertadores, el trofeo que lo lanzó al estrellato en el nacimiento de su carrera como entrenador.

Gremio da el primer golpe rumbo a semifinales


El equipo gaúcho venció 2-0 a Atlético Tucumán, en Argentina, en el partido que abrió los cuartos de final.


Ante un colmado estadio Presidente José Fierro, el equipo local, Atlético Tucumán, no pudo ante el poderío del Gremio de Porto Alegre, que se impuso por 2-0 en un partido que dominó plenamente, sobre todo desde que, al finalizar el primer tiempo (45’+1′), fuera expulsado Gervasio Núñez, quien había ingresado al minuto siete en reemplazo del lesionado Ricardo Noir (exUC) en el cuadro argentino.
Los goles gaúchos fueron anotados por Alisson (35′), asistido por Cicero, mientras que el propio Alisson dio el pase gol para el tanto que cerró el marcador, convertido por Everton. De esta manera, Gremio parece haber sentenciado la llave de cuartos de final de la Copa Libertadores, a la que llegó como amplio favorito ante el novato cuadro tucumano, un neófito en estas instancias continentales, a las que llegó luego de sorprender a Atlético Nacional de Medellín en octavos de final.


Los 17 días del Plan Palmeiras


Los albos no descuidan detalles para preparar el duelo de mañana. Espías, crioterapia, nivelación física, amistosos y videos han marcado la previa del duelo ante el Verdao.


Apenas Néstor Pitana hizo sonar su silbato para dar por terminado el partido que le dio la clasificación a Colo Colo ante Corinthians, comenzó la planificación de la llave de cuartos de final frente a Palmeiras.
Una de las primeras decisiones fue comisionar a Claudio Maldonado y a Andrés Sánchez, uno de los analistas del cuerpo técnico, para analizar en terreno al próximo rival, uno de los equipos más sólidos de la liga brasileña y que está compitiendo en tres frentes, de la mano del connotado DT Luiz Felipe Scolari.
“Es un equipo muy ordenado. En Copa Libertadores consiguen una ventaja contra Cerro retrocediendo y jugando de contra con delanteros muy rápidos. Felipao le ha dado una impronta muy propia de él. Es un equipo potente, al igual que el nuestro. Es un equipo que ha rotado y ha tenido buenos resultados. Un plantel complicado, pero tenemos credibilidad en nuestro trabajo y en nuestros jugadores, que han demostrado a nivel sudamericano que están para pelear a la par contra cualquiera”, decía Héctor Tapia la semana pasada.
La alta rotación que utiliza el cuadro brasileño ha complejizado el análisis. De hecho, el mismo Jorge Valdivia reconocía hace unos días esta situación: “Palmeiras es un equipo fuerte, hemos visto sus últimos partidos y es difícil descifrar el equipo ya que juegan distintos elencos en Copa Brasil y Libertadores”.
Pero para ordenar el panorama, a su regreso, Maldonado y Sánchez entregaron un detallado informe al cuerpo técnico de los tres partidos que vieron del Verdao, en su estadía de una semana en Brasil. Ahí se resaltó la forma en que salían y cómo se agrupaban para retroceder. De ese informe, se realizó un compacto que se les exhibió a los jugadores antes de la práctica del lunes.
Receso atípico
Los 17 días de receso obligaron a Colo Colo a desarrollar una estructura de trabajo que les permitiera combatir la falta de ritmo, pero también les permitió realizar nivelaciones físicas y poner a punto a varios jugadores.
Durante la primera semana se puso hincapié en el aspecto físico, donde se trabajó en las cargas de los jugadores. Por ejemplo, Lucas Barrios, quien al no haber realizado la pretemporada con el equipo necesitaba potenciar la zona de los isquiotibiales y aductores, además de los desplazamientos hacia adelante y hacia atrás. Mientras que Jorge Valdivia fue afinando la explosividad y la fuerza.
Fue al término de la primera semana que los jugadores recibieron unos días de descanso, un poco en compensación a los entrenamientos durante las Fiestas Patrias, ya que el duelo ante los brasileños impidió que en esas fechas tan significativas hubiera asueto. Eso sí, los jugadores tuvieron un almuerzo el jueves pasado con los funcionarios para celebrar.
Con el correr de los días, el cuerpo técnico se enfocó en el aspecto físico-técnico, donde se retomó el trabajo con balón. Además, los jugadores del Cacique aceleraron su recuperación muscular utilizando la crioterapia, un método que los sometió a temperaturas inferiores a los -190 grados.
Mientras que para combatir esa falta de ritmo que significó el largo receso, los albos disputaron un partido amistoso frente a Santiago Morning, en el que se impusieron por 2-0, con tantos de Esteban Paredes e Iván Morales. En ese encuentro no estuvieron ni Valdivia ni Barrios ni Julio Barroso, quien se recuperaba de una fractura nasal. Ahí, Tapia probó a Esteban Pavez como stopper por la izquierda y a Juan Manuel Insaurralde de líbero. Pero el Almirante va a estar en condiciones de jugar y en el Monumental proyectan la misma formación que les dio la clasificación en la ronda anterior y que hoy los hace soñar.

Gremio da el primer golpe rumbo a semifinales


El equipo gaúcho venció 2-0 a Atlético Tucumán, en Argentina, en el partido que abrió los cuartos de final.


Ante un colmado estadio Presidente José Fierro, el equipo local, Atlético Tucumán, no pudo ante el poderío del Gremio de Porto Alegre, que se impuso por 2-0 en un partido que dominó plenamente, sobre todo desde que, al finalizar el primer tiempo (45’+1′), fuera expulsado Gervasio Núñez, quien había ingresado al minuto siete en reemplazo del lesionado Ricardo Noir (exUC) en el cuadro argentino.
Los goles gaúchos fueron anotados por Alisson (35′), asistido por Cicero, mientras que el propio Alisson dio el pase gol para el tanto que cerró el marcador, convertido por Everton. De esta manera, Gremio parece haber sentenciado la llave de cuartos de final de la Copa Libertadores, a la que llegó como amplio favorito ante el novato cuadro tucumano, un neófito en estas instancias continentales, a las que llegó luego de sorprender a Atlético Nacional de Medellín en octavos de final.

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