La muerte de Héctor “Macho” Camacho dejará al boxeo sin una de
las figuras más excéntricas y populares que han pisado los cuadriláteros.
Con su pintoresca y locuaz personalidad y su famosa frase “It’s Macho Time”,
Camacho siempre estaba dispuesto a ofrecer un buen “show” para el público tanto
dentro y fuera del ring, pero sobre todas las cosas el puertorriqueño demostró
ser uno de los mejores peleadores de su generación. Ese es su
legado.Es cierto que durante los últimos años los escándalos marcaron su vida, incluyendo las circunstancias que rodearon el tiroteo que al final le costó la vida, pero prefiero recordar a “Macho” el boxeador… ése que irrumpió en el profesionalismo en el 1980 y comenzó a cautivar una legión de seguidores en la Gran Manzana con su personalidad jovial y relampagueantes combinaciones de golpes.
Quiero recordar el púgil que poco a poco fue escalando peldaños y que el 7 de agosto del 1983 se consagró en campeón mundial superpluma del Consejo Mundial de Boxeo al fulminar en cinco asaltos al aguerrido mexicano Rafael “Bazooka” Limón en su primer combate en suelo borincano.
Para Camacho, quien nació en Bayamón, pero se crió en Nueva York, esa victoria fue el bautizo oficial de “Macho Time” en el boxeo mundial y el principio de un exitoso caminar por los cuadriláteros que lo vio coleccionar varios títulos mundiales y enfrentar a los mejores púgiles de su época.
El boricua consiguió su segundo campeonato al derrotar al mexicano José Luis Ramirez por decisión unánime el 10 de agosto de 1985 por el cetro ligero del CMB, y defendió el mismo contra su compatriota Edwin “Chapo” Rosario en un vibrante combate que ganó por decisión divida el 13 de junio de 1986 en el Madison Square Garden, y después superó a Cornelius Boza-Edwards el 26 de septiembre 1986.
Camacho entonces conquistó el 6 de marzo de 1989 su tercer título mundial cuando venció a Ray “Boom Boom” Mancini por decisión dividida por el cetro vacante junior welter de la Organización Mundial de Boxeo el cual defendió exitosamente ante Vinny Pazienza y Tony Baltazar.
El carismático púgil, sin embargo, sufrió su primer tropiezo al ceder la corona ante Greg Haugen en febrero del 1991 aunque lo recuperó tres meses después en la revancha. Esto preparó la escena para un combate titular contra el invicto campeón mexicano Julio César Chávez, quien lo derrotó por decisión unánime en septiembre del 1992.
Dos años después, Camacho fracasó en ceñirse otra faja mundial cuando cayó por decisión unánime ante el monarca welter de la Federación Internacional de Boxeo, el también boricua Félix “Tito” Trinidad.
Luego de esa derrota, se mantuvo activo pero sin pelear contra púgiles de renombre hasta que derrotó al panameño Roberto “Mano de Piedra” Durán en junio del 1996.
Esa victoria le brindó un segundo aire a su carrera ya que meses después superó por la vía rápida a Sugar Ray Leonard antes de sufrir un revés ante Oscar de la Hoya en septiembre del 1997 por el título welter de la CMB.
Desde ahí en adelante, la carrera de “Macho” fue en declive aunque ganó otros campeonatos de organismos poco reconocidos. Su pasión era subir al ring y deleitar al público. Así lo hizo hasta el 2010.
Y ahora en momentos que su carrera fuera del ring comenzaba a despuntar, Camacho perdió su pelea más importante… la vida. Ahora sólo quedarán los recuerdos de ese gran campeón con ese afamado e inolvidable grito “It’s Macho Time”. Que descanse en paz.
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