Desmayos, llanto y fervor colectivo en cortejo de Camiroaga
Cortejo de Camiroaga provoca fervor pocas veces visto. Miles de personas salieron a las calles y desbordaron el viaje de la carroza fúnebre hasta el cementerio Parque del Recuerdo.
por Soledad Reyes - 13/09/2011
Una de las miles de admiradoras de Felipe Camiroaga que salieron a las calles gritando y llorando, no aguanta la emoción y el calor de esta tarde primaveral y se va al suelo, desmayada. Y cientos de fans del fallecido animador cantaron y se lanzaron sobre el carro fúnebre donde se trasladaron las cenizas del malogrado rostro del matinal Buenos Días a Todos rumbo a su descanso final, en el cementerio Parque del Recuerdo.
El público esperó por horas bajo el sol. Llevaban claveles rojos y rosas blancas. Carteles con leyendas como "¡vuela alto, Felipe!" o "¡Los chilenos jamás te olvidarán!". Flores, globos y fotos del Camiroaga. Pocas veces antes se vio tal despliegue de banderas chilenas y expresiones de fervor popular durante un funeral.
Escolares sin uniforme, mujeres de 30, 40, 50 y más años que seguían el matinal de TVN y que no podían soportar la muerte de su animador, mostraron su desesperación durante el cortejo que pasó por Bellavista, por la Pérgola de las Flores y Santa María, rumbo al cementerio.
El público arrasó con las barreras de contención que resguardaban las calles de la ruta fúnebre y se dejaban caer sobre los vidrios de la carroza. Luego de tocar el vidrio parecían descansar y muchos, incluso, recogían parte de los millones de pétalos y flores que eran lanzados sobre el automóvil y los guardaban "como un recuerdo".
La gente entonó cánticos religiosos, repitieron varias veces la Canción Nacional y gritaron innumerables Viva Chile y mensaje de cariño al malogrado rostro de televisión. Se apretujaban sobre el automóvil donde viajaba Jorge, el padre de Camiroaga, y le decían "¡gracias por su hijo!" y "¡fuerza!".
Cecilia Bolocco, que integraba el cortejo, también era objeto de las muestras de afecto. Mientras que el conductor Daniel "Huevo" Fuenzalida, decidió bajar el vidrio de la ventana y saludar. Hubo desmayos y llanto colectivo, rodeando el carro rodeado por uniformados que trataban de mantener la seguridad de las personas, siete motoristas que cuidaban el trayecto.
En el Parque del Recuerdo, donde se efectuaría el último adiós, personajes como Juan Guillermo Vivado o el joyero Ernesto Mosso, entre otros, aguardaban que llegara la procesión.
Allí el Orfeón de Carabineros realizó un homenaje. Los compañeros de polo harían otro. También estaba allí el caballo Barquillo, que Camiroaga montaba.
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